Todo al revés. Me pareció raro que el teléfono no me avisara que tenía que ir a la dentista, Me fijé en el recordatorio, y decía claramente 05 02, dentista 15:30, y como era posible que no hubiera escuchado el aviso, fui para no perder la hora, después me ocuparía de ver qué había fallado en el teléfono. Llegué y me senté en la sala de espera. “¿Elizabeth?”, le pregunté a la recepcionista, luego de saludarla. “Sí, está con un paciente, pero ya termina”, me contestó. “Pero... a tí te tengo anotada para mañana... ¿es una urgencia?”, preguntó. “Qué raro”, le dije, “yo tengo anotado para hoy, 5 de febrero...” me miró sonriente, “5 de febrero es mañana”, dijo, “pero si querés esperá a ver si puede atenderte”. Esperé pero no pudo, tenía otros pacientes, así que volví a casa, de malhumor.
Antes había ido al MEC a cobrar un cheque, porque me habían avisado que tenía un cheque para cobrar. “Arqueo de caja”, me dijeron. “Vení mañana”.
Lo mejor del día fue andar en bici, y de noche enterarme que Sofía salvó el examen. Le quedan solo tres. Y el asado, claro, el asado estuvo bueno.
Etiquetas: febrero
Suscribirse a
Entradas [Atom]
Publicar un comentario