Ayer tuve que ir al super de La Tuna a comprar un juego de sábanas y otro de toallas, porque pese a que había invitado a mi madre a pasar unos días conmigo, me olvidé de traer sábanas y toallas para ella. De cualquier forma, me hacían falta.

Durante el día Mami lee y yo leo o escribo, así que nos llevamos bien. No me charla todo el tiempo. No sé si es así siempre o es así –callada- cuando está conmigo, porque sabe que no me gusta hablar mucho. Ni escuchar. Es-cu-char. Qué palabreja rara. Es-cu como de escupir, y char (¿...?). Me suena a cucaracha. Mar-char, pin-char, en realidad la raíz debe ser escuch, porque ar es el infinitivo, supongo. En realidad, no es que no me guste escuchar nada, escuchar música me gusta, el sonido del mar, del viento, el retumbar de las tormentas, la voz de Ju, la risa de Lautaro, y muchas otras risas y muchos otros sonidos.

Me di otra vez teriiiibles baños. De mañana el día estuvo super soleado y caluroso. De tarde siguió caluroso, pero se veía venir una tormenta y el mar se puso alucinante, oscuro, pero límpido y transparente. Se empezó a agitar con olas suaves. Bajé a la playa por otro baño poco antes de la puesta del sol.

De noche vino Ju, hicimos un asado.

Etiquetas: febrero

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