Vino Mario a pintar las paredes del fondo. Apareció suuuuuper temprano, así que me despertó y ya me levanté. Al mediodía fui al Blanes a una charla de los curadores españoles, me costó concentrarme porque tenía hambre y sueño, y frente a mis ojos flotaban alfajores crocantes de dulce de leche, muzzarellas con anchoas, hasta pan sin nada, solo, pero crocante, oloroso, calentito. Traté de ubicar algún lugar para comprar algo para aplacar mi estómago pero en ese barrio todo es lejos. Y hacía calor. No quise caminar. Me contenté con las visiones. Deliré y no pude atender nada de la charla. Mi barriga protestaba con gruñidos alevosos así que no tuve más remedio que mirar al que estaba sentado a mi lado con expresión acusadora y desagradablemente sorprendida. Él no entendió, claro. En cuanto terminaron de hablar volví a casa, Ale y Betania habían preparado bifes de merluza al roquefort y papas fritas. Me dormí terrible siesta, por comer demasiado. Me desperté con dolor de barriga.
Etiquetas: marzo
Suscribirse a
Entradas [Atom]
Publicar un comentario