Estoy reeditando un video, así que paso y pasé bastante tiempo en eso. Me entusiasmé trabajando en él y ya es un video que no tiene nada que ver con lo que era. Y dentro de unos días, menos.

Retomé el taller de filosofía con Annabel. Como siempre, alucinante. Espacio de pensamiento. Otra lógica. Pensar con una lógica diferente. Me gustó eso. Debería ser un pensamiento no-lógico. Pienso que estoy en esto hace tiempo. El lunes me encontré con Eduardo y le dije que considero mi autorretrato un fracaso, porque en realidad nunca es toda la verdad. Es la “realidad”, la “verdad”, es parte de lo que me sucede, de lo que me rodea, pero siempre es una parte, y, evidentemente, una parte seleccionada por mí. Confieso que esperaba más de mí. Creo que me lo tomé demasiado en serio. Como si se pudiera hacer algo “serio”. Como si me interesara. Formal, serio, “trascendente”. Qué asco. Estoy dándome asco. De cualquier forma, no pienso borrar todo lo que hice hasta ahora. Hice esa mierda y hecha está. Además siempre me atrajo eso de aprender del error, probar, contradecirme, hacer cosas mal hechas.

Pienso que el hecho de retomar el taller, de haber charlado con Eduardo, me ayudó a aclarar las cosas. De veras que estaba considerando la idea de terminar con este “autorretrato”. No es que fuera como un “deber”, ni una “obligación”, pero estaba por serlo, y también una costumbre. Y las costumbres son nefastas.

No hice registros. Creo que porque pensé en todo esto. No es que sea nuevo, sino que es claro. Claro para mí, aclaro, pese a la redundancia. Que es lo que me importa, ser –o intentar ser- congruente conmigo. Uffffffffffffffffffffffffffffffffff.

De los heladeros extrahumanos, nada. ¿Helhumanos? Suena raro. Pero son raros, así que puede ser el epíteto correcto.

Etiquetas: marzo

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