Otra vez me dejaron a Lautaro en casa. No fuimos al parque porque jugamos un rato en casa y se pasó el tiempo. Le saqué unas fotos, después me fui al jardín pero se quería comer el pasto, las hojas secas, todo lo que agarraba; así que lo puse en la sillita y me fui a caminar por el barrio. Le encanta pasear. Como Lauta estaba impaciente, tan impaciente como Yaguá y Paca, que saltaban y ladraban en la puerta; busqué la cámara pero no la encontré así que me fui sin cámara. Pero abrigada, porque hacía frío.
Suscribirse a
Entradas [Atom]
Publicar un comentario