Dormí hasta las 11 a.m. Me levanté a un día otoñal, tibio. Yo, arropada en una frazada en el sillón del living, pasé el día frente a la tele. A las ocho y media, Ju se fue a dormir, tenía sueño. Qué bajón, le dije. Se me ocurrió que era como irse a dormir en la mitad de la tarde. Me quedé mirando pelis y me acosté a las cuatro. Capaz que de contra.
Etiquetas: mayo
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