Salí con las miercolinas. Antes de ir a lo de Cecilia me envié todas las fotografías que estaban en la cámara de Cori, así podré subirlas, por fin. La tuve que bajar a su compu y enviarlas a mi correo.
Como tomé vino me quedé a dormir en lo de Cori, no manejo más si tomo alcohol. No quiero que me saquen la libreta, y menos pagar $ 32 000 de multa. Tampoco atropellar a nadie, ni chocar, claro.
Dormí en el cuarto de Javo, frente a la biblioteca de Cori; que es la biblioteca que estuvo en casa desde que tengo memoria. Funcionó como biblioteca, como organizador cuando íbamos a la escuela, y también como escondite cundo éramos niños y vivíamos en Punta del Este. Ahí, dentro del hueco debajo del cajón central, nos escondíamos de Abuba cuando nos buscaba para retarnos, y también dentro de los huecos de las puertas laterales, hechos un ovillo, con los cachetes inflados y la boca apretada para no reírnos.
En esa biblioteca también guardé mis pinturas y pinceles cuando empecé a pintar y vivíamos en el Prado, en la casa de 19 de Abril. En el cuarto de la biblioteca hice el primer retrato de mi vida: el de Marcelo, mi hermano, que posó para mí.
Me dormí mirándola y no sé qué soñé, sé que me desperté muerta de calor, no estoy acostumbrada a esas temperaturas estilo primer mundo, que se mueren de calor en invierno y de frío en verano. Me gusta arroparme en invierno, poner una bolsa de agua caliente en la cama y despertarme con la nariz fría.
Etiquetas: junio
Suscribirse a
Entradas [Atom]
Publicar un comentario