Después de varios inconvenientes, salimos hacia Salto. Los inconvenientes fueron por mi culpa, mi grandísima culpa. Mea culpa. Demoré mucho en terminar de armar el equipaje, algo me faltaba y no me daba cuenta qué era. Lo revisé, puse otro par de lentes. Lo revisé otra vez, agregué un libro. Al rato, otro shampoo. Finalmente me decidí y subí a la camioneta. Bajé enseguida y volví a casa corriendo, hurgué en mi bolsillo y dejé algo más de plata para Ale. Por fin, logré subir a la camioneta otra vez y decir ya está, con un suspiro. Arrancamos. En
La vuelta a casa significó casi una hora extra de viaje. Mea culpa. Grandísima culpa.
Etiquetas: agosto
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