A las cuatro llegamos al aeropuerto, queríamos darle un beso a los tres. Saqué dos pelis para ver el sábado, El violín, una peli mexicana dirigida, producida y guionada por Francisco Vargas Quevedo, que formó parte de la selección oficial del Festival de Cannes y coproducida por FIDEICINE y el Centro de Capacitación Cinematográfica; y Cómo celebré el fin del mundo, rumana, de Catalin Mitulescu, producida por M. Scorsese y W. Wenders, imposible errarle. Después fui a lo de Annabel, al taller de filosofía. Me olvidé que Annabel iba a estar en Buenos Aires.
Etiquetas: setiembre
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