De mañana cocinamos, pasamos super bien. Tenía planeado ir al fac en la bici a llevarle a Fernando un chutney de manzana verde, y después pasar por “Fotocopias 33”, donde dejé ayer una imagen para que la imprimieran a tamaño real, en varias hojas. Agustín me dio la idea, y me pareció buenísima. Y estuve un buen tiempo trancada con los retratos desde que el último reducto de Montevideo que transformaba un archivo de imagen a una diapo, dejó de hacerlo porque se le rompió la máquina y no les valía la pena comprar otra. (Yo debía ser la única clienta en ese ramo). Claro, la gente ya no usa diapositivas, es obsoleto. Se proyectan las imágenes de un Power Point con un cañón de video. Pero yo no quiero comprarme un cañón de video. Y proyectar las dipositivas para dibujar era un buen recurso. Obsoleto. Agus me ayudó. Gracias, Agus. Puedo continuar con proyectos que tengo estancados hace tiempo.

Volviendo al comienzo, finalmente fui al fac (aunque en auto, mi intención de pasear en la bici se frustró porque llovía y hacía frío y no tenía ganas de mojarme) y Fernando ya se había ido y nadie me abrió; podría haber estado Manu, o Agustín, o Ana Clara, arriba, en el tercer piso, pero desde arriba no escuchan el timbre, así que esperé un ratito y me fui. Me demoré en llegar al fac porque tuve que pasar por el taller del chapista. Hace unos diez días (Ale manejaba y yo iba a su lado) nos chocó una Toyota con chapa de Canelones. El hombre iba distraído, y aparentemente miraba hacia Canelones a la derecha a ver si podía cruzar. Cuando arrancó, dobló a la izquierda (donde estábamos también nosotros parados, a su izquierda, esperando para cruzar) y sin mirar a la izquierda dobló por Canelones sin vernos y se llevó el guardabarros derecho del fusca puesto, y era horrible, no frenaba, como si no escuchara el ruido ni se percatara de que estaba casi pasándole por arriba a un auto parado. Después de unas charlas (en un momento lo increpó a Ale reprochándole que lo estuviera pasando por la izquierda), y dijo por qué no me pasaste por la derecha. Increíble. Después de unas charlas en las que nos dio su teléfono y su nombre José Hernández, de Canelones. Hablamos unas cuantas veces por teléfono y el hombre siempre me aseguró que iba a pagar los gastos, que no quería tocar el deducible , blá, blá blá... la cosa fue que pasaron días y desde ayer sale un contestador del celular; no me atiende. Entonces hoy fui al chapista para no dejar pasar más tiempo, y vamos a reclamar al seguro. Pero todo eso hizo que se me hiciera tarde, llegué al fac a eso de las seis y pico.

A la vuelta pasé por Aquarela, la marquería a pedirle a María Inés que me hiciera un bastidor para pintar la imagen de Sofi.

Estoy contenta, es estimulante volver a trabajar.

Etiquetas: octubre

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