Salimos a caminar y enseguida se me quedó la cámara sin batería. Puf. Pasamos un rato por lo de Fede y Andrea y seguimos hasta el Puerto del Buceo. El cielo era un espectáculo. Sobre nuestras cabezas de un celeste fuerte y luminoso, y cubriendo la ciudad, unas nubes negras, violetas, blancas, estáticas y amenazadoras. El mar, quieto, nacarado, con una línea oscura marcando el horizonte. Parecía que se iba a venir un gran, gran, temporal.
Pero no llegó y me pasé la tarde mirando otra peli; El lector; mientras Julio escuchaba el clásico. Después fuimos al cine a ver Bastardos sin gloria. Y fueron a casa Aldo y Ana, Danilo y Marcia a comer con nosotros, Julio, Sofi, ale Betania y yo
unas arepas deliciosas que hizo Marcia, claro.
Etiquetas: diciembre
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